Y dice así:
Un rayo cayó en la selva iniciando un horrible incendio. Poco a poco todo empezó a arder y todos los animales corrieron despavoridos, observando desde lejos como sus bellos arboles desaparecían entre las llamas para terminar hechos cenizas.
Solo un pequeño colibrí, intentando salvar su nido, voló al río, tomó en su pico una gota de agua y la dejó caer sobre el fuego. Una y otra vez volaba hacia el río y una y otra vez la dejaba caer sobre la inmensidad de las llamas.
--Colibrí.-- le gritaban los animales que lo habían observado por varias horas.--¿Qué estas haciendo? Jamás lograrás apagar el fuego con unas cuantas gotas. Es imposible.
El colibrí, cansado y lleno de hollín, se detuvo tan solo unos segundos antes de continuar su tarea y les dijo: --Yo se que soy pequeño... pero yo estoy haciendo lo mejor que puedo.
Cerré mi participación en el taller de promoción de la lectura con este pequeño cuento, haciendo referencia a los esfuerzos y estragos del promotor cuando intenta ganar lectores en una ciudad cuyos entretenimientos ya traen enchufes, botones y cartuchos...de videojuegos.
En el taller asistieron bibliotecarios, promotores culturales, maestros e interesados en el ámbito de la lectura que con su energía, ánimo creativo y narración de experiencias lectoras hicieron del taller un momento y espacio alegre y de mucho beneficio.
En el taller conversamos sobre la importancia de la figura del mediador en la sociedad, las características del mismo y las responsabilidades que acepta al compartir los libros.
En el segundo día trabajamos un poco de técnicas de promoción, mucho menos de lo que me hubiera gustado pero el tiempo se nos vino encima y, con los pocos minutos que nos restaron, propuse visitar distintas páginas de Internet de mucho apoyo al promotor. Mismas páginas y blogs que se encuentran en este espacio.
Me dio ánimo haber conversado con tantos animadores. Espero haber ampliado las posibilidades de la promoción en sus espacios. Tengan por seguro que la experiencia fue igual de enriquecedora para mi.
Entonces, igual que el colibrí, seguiremos haciendo lo mejor que podamos. Ya sino con una gota de agua, con unos cuantos libros.
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