Por: Aleida Villa
Sabemos de antemano que el rol de la mujer como promotora y consumidora de literatura es mucho más numeroso que el de sus congéneres masculinos. No tanto así su presencia dentro de la literatura infantil y juvenil como personajes principales, incluso como secundarios.
Sabemos de antemano que el rol de la mujer como promotora y consumidora de literatura es mucho más numeroso que el de sus congéneres masculinos. No tanto así su presencia dentro de la literatura infantil y juvenil como personajes principales, incluso como secundarios.
Por cientos de años la literatura infantil, una rama aun
verde en el árbol de la literatura universal, presentó la belleza y ternura de personajes femeninos que aunque inolvidables, carecieron de profundidad, personalidad, ingenio e
independencia.
Los personajes femeninos de antaño eran niñas ingenuas y
princesas hermosas que siempre sufrían las injusticias de su género y estado
social. Esperaban por siempre que alguien las salvara y las condujera a la
felicidad, muchas veces representada como matrimonio a un príncipe o aventurero que había ganado su mano. Si había un personaje femenino que mostrara astucia, avaricia o sed de aventura, era sin duda representado como la bruja, la madrastra o la mala reina. Rara vez aparecieron personajes como Mulán (poema de origen chino
del siglo VI), joven celebrada por su valentía, inteligencia y sentido común.
Las cualidades humanas dentro de la LIJ no perdieron su sentido de género sino hasta mediados de los años 1800.
Las cualidades humanas dentro de la LIJ no perdieron su sentido de género sino hasta mediados de los años 1800.
Para crear este artículo surgieron varias interrogantes: ¿Cual fue la razón por la que la femineidad literaria fuera caracterizada con límites tan remarcados? ¿En realidad tiene que diferir su personalidad e inteligencia demasiado a un personaje masculino para poseer trascendencia literaria? y ¿Por qué razón no puedo decir “personaja”?
La primera pregunta se pueden contestar abriendo cualquier libro de historia, de ciencia, de industria y contando el numero de mujeres a las que les fue permitido dejar su marca en el desarrollo de la humanidad. No solo fue en el campo de la LIJ en donde se le negó a la mujer mostrar sus habilidades y talentos intelectuales, sucedió en todo lo largo y ancho del mundo en distintas etapas del pasado, y me temo que sigue sucediendo hoy por igual.
Si bien en la LIJ la presencia de la heroína es ambigua, puede ser dado a que entre la práctica social también lo es. O bien puede ser que dado a que hubo tan pocas manifestaciones femeninas heroicas en la literatura, se asuma que igual debe ser en el entorno social, sometiendo tanto a hombres y mujeres lectores a reforzar estereotipos entre sus comunidades.
Respecto a la segunda pregunta observo que actualmente la diferencia entre las acciones de un personaje femenino o masculino dentro de la LIJ son mínimas, sus diferencias son meramente biológicas y, aunque de vez en cuando se siguen utilizando antiguos estereotipos sociales, no poseen la misma rigidez o peso con el que contaban anteriormente.
Si bien las diferencias son mínimas, dentro del mundo editorial siguen siendo importantes desde el aspecto económico. Que un personaje heroico sea masculino en lugar de femenino influye en la aceptación consumista lectora. En el mercado editorial es más difícil que un padre compre a su hijo un libro con una heroína como personaje principal a que le compren a una niña un libro con un personaje principal masculino. Igual de difícil que un niño lea una obra con una heroína a que una niña lea sobre un chico heroico.
¿Será que todas nuestras discrepancias en torno a representación de género en la LIJ se debe a factores económicos? Lo ha sido en tantos otros espacios de lucha que bien podría serlo.
Buscando ejemplificar con mayor claridad la carencia de personajes femeninos en la LIJ y así sobresaltar la importancia de las existentes, presentaré una breve línea temporal de las obras infantiles y juveniles cuyo personaje principal es niña, adolescente o mujer. En algunos casos mencionaré obras cuyos personajes femeninos, aunque secundarios, poseen gran importancia dado a sus características positivas.
Si bien en la LIJ la presencia de la heroína es ambigua, puede ser dado a que entre la práctica social también lo es. O bien puede ser que dado a que hubo tan pocas manifestaciones femeninas heroicas en la literatura, se asuma que igual debe ser en el entorno social, sometiendo tanto a hombres y mujeres lectores a reforzar estereotipos entre sus comunidades.
Respecto a la segunda pregunta observo que actualmente la diferencia entre las acciones de un personaje femenino o masculino dentro de la LIJ son mínimas, sus diferencias son meramente biológicas y, aunque de vez en cuando se siguen utilizando antiguos estereotipos sociales, no poseen la misma rigidez o peso con el que contaban anteriormente.
Si bien las diferencias son mínimas, dentro del mundo editorial siguen siendo importantes desde el aspecto económico. Que un personaje heroico sea masculino en lugar de femenino influye en la aceptación consumista lectora. En el mercado editorial es más difícil que un padre compre a su hijo un libro con una heroína como personaje principal a que le compren a una niña un libro con un personaje principal masculino. Igual de difícil que un niño lea una obra con una heroína a que una niña lea sobre un chico heroico.
¿Será que todas nuestras discrepancias en torno a representación de género en la LIJ se debe a factores económicos? Lo ha sido en tantos otros espacios de lucha que bien podría serlo.
Buscando ejemplificar con mayor claridad la carencia de personajes femeninos en la LIJ y así sobresaltar la importancia de las existentes, presentaré una breve línea temporal de las obras infantiles y juveniles cuyo personaje principal es niña, adolescente o mujer. En algunos casos mencionaré obras cuyos personajes femeninos, aunque secundarios, poseen gran importancia dado a sus características positivas.
1634. Giambatista
Basile.
Pentamerone. Cuento de los cuentos. Cenicienta, El gato con botas, Piel de asno.
1697. Charles Perrault. Cuentos de mamá Oca. Historia o cuentos de tiempos pasados. La Bella Durmiente del bosque, Caperucita Roja, Las hadas, Cenicienta.
1757. Jeanne-Marie Leprince
de Beaumont. El almacen
de los niños. La bella y la bestia.
1812.
JacobLudwig y Wilhelm Grimm. Cuentos de niños y del hogar. Hansel y Grettel, Rapuncel, Blanca Nieves
1819. Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. El cascanueces y el rey de los ratones.
José Joaquin
Fernandez
de Lizardi. El periquillo Sarmiento.
1835.
HansChristian Andersen. La cerillera, El soldadito de plomo, la Sirenita, la Reina de Hielo, El chicharo y la princesa, Pulgarcita,
1856. Condesa de Ségur. Nuevos cuentos de hadas, Las
desgracias de Sofía, Memorias de un burrito (1859).
1856.
Charles
Ludtwige Dogson
(Lewis Carroll). Alicia en el País de las Maravillas. Alicia a través del espejo y lo que allí
encontró (1871)
1868. Louise
May
Alcott. Mujercitas, Hombrecitos (1871), Los hijos de Jo (1886).
1880.
Johanna
Spyri.
Heidi
1900.
Lyman Frank Baum. El mago de Oz.
1903.
Lucy Maud
Montgomery. Ana, la de las tejas verdes.
1906. J.M Barrie. Peter Pan en los jardines de
Kensington, Peter Pan y Wendy (1911)
1911.
Mary Lennox. El
jardín secreto.
1945. Astrid Lindgren. Pippi Mediaslargas
1950-1956.
C.S
Lewis. Crónicas de Narnia
1960. Maria Elena Walsh. Tutú Marambá.
El reino del revés (1963), Zoo loco (1964)
1961.
Roald Dahl. Las brujas (1983) Matilda
(1988)
1979. Michael Ende. Momo.
1997. J. K Rolling Harry Potter.
1999. Lemony Snicket. Una serie de eventos
desafortunados.
2000. Megan McDonald. Judy Moody
2000. Ian Falconer. Olivia
2000. Ian Falconer. Olivia
2008. Suzanne Collins. Los juegos
del hambre.
Estoy segura que he dejado afuera muchas dado a que felizmente la proliferación de personajes femeninos después de la segunda mitad del siglo XX ha sido tan abundante que no sería posible hacer referencia a todas. Agradezco su intervención mencionando en la sección de comentarios aquellas que causaron en ustedes una impresión personal y que deberían ser incluidas.
Tenemos el gusto actualmente de poder mencionar varios personajes
femeninos de mucho valor para los chicos y las chicas de hoy, dado a que los cambios de la época posteriores a la Segunda Guerra Mundial, y la visión de muchos autores rompieron con
estereotipos de género. Los personajes o "personajas" (como las llama Rosina Conde, escritora bajacaliforniana) de hoy sobresalen por
sus proeza física, intelectual, emocional, social e ideológica.
Personajas que nos enseñan sobre nuestras propias posibles cualidades, el mundo
y las distintas personas que lo habitan.
Las historias que leemos nos comunican cualidades o vicios que terminamos emulando o descartando de nuestra personalidad. Las experiencias de los personajes crean vínculos emocionales y sociales con nuestras propias experiencias de vida. Tener acceso a libros con personajes femeninos que muestran fortaleza y convicción en sus acciones, motiva a que niños de ambos géneros amplíen su desarrollo como
personas y como seres partícipes de una sociedad.Si gustan leer más sobre el tema, les recomiendo los siguientes artículos y estudios:
1. Anabel Ripoll: El personaje femenino en los cuentos tradicionales.
2. Maria Pérez Vallejo: El personaje femenino en los cuentos
3. Alison Flood. Study Finds Huge Gender Imbalance in Children´s Literature.
4. Pilar Muñoz. Cuentos de hadas, historias de mujeres. Revalorización del cuento de hadas en Marina Colasanti
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